viernes, 10 de julio de 2009

Crónica de una Salida en Cabo de Palos (4 y 5 de julio) 3

Capítulo 3. En que se narra la prodigiosa aventura de los bajos, y de cómo aquellos hidalgos fueron sujetos a un hechizo y cómo salieron prestamente de él. (dedicado a Crescente)
(C) Fernando García-Quismondo (Erostratos12)
"Terminose el anterior capítulo que esta aventura describe, con sus faltas y desmanes, hallando no bien a nuestros hidalgos enfrentados a terribles espectros de oscuro nombre y cuya sola presencia bien hiciera temblar la rodilla de otros bellacos con menor porte y donosura que aquellos a quienes esta historia enumera.Pues si bien fuera digno de admiración o boato que todas o las más cosas que a nuestros caballeros acontescieran fueran siempre de poca merced y gravoso daño para el cuerpo y el alma, plugo al cielo que aquel entuerto fuera fruto y causa proviniente de las malas artes de los nigromantes que tanto han luchado contra la gloria de la caballería nadante, pues no fue tan pronto que la luz descendió sobre el bajo que allí refulgía, que fue prestamente el hechizo deshecho como polvo en el viento, otrosí provocando a aquellos caballeros que quedaran discretos y admirados, pues al punto dieron en reconocer que quienes tanto temor les habían causado no fueran otros que una numerosa familia de meros.- Estos que aquí ves, amigo Crescentepanza, y que tanta turbación y desasosiego te han causado, no son otros sino aquellos que tanto abundan en los mares que con frecuencia rondamos; y merecedor de alabanza y justicia fuera concederles un valor considerable, pues esta reserva a bien tiene garantizar su buen porte y tranquila estadía, que de otro modo ya se los hubieran cobrado los malandrines que en su ignorancia los alancean y dan muerte - dijo el Triste Caballero de La Figura, a quien todos ya bautizaban como "Erosquijote"- Yo, mi señor - respondió el escudero sencillamente - no se mucho de reservas, de alabanzas y justicias, pero tengo en mis entendederas que en casa presto se guisa la cena, y que al buen pagador no duelen prendas, y que por ello yo miro y remiro a mi alrededor, y recuentando con todos los dedos de las mis manos (e incluso lo haría de los pies, si no tuviera que deshacerme de estas aletas, pues tantos son los que nos rodean) a mí prontamente me sale que buena saca repleta de doblones se obtendría de lo que acá en verdad nos encontramos. ¿No piensa así vuesa merced?- Calla ya, bellaco - replicó iracundo nuestro hidalgo - que mejor harías en servir más presto a tu señor que en hablar doquiera se presenta ocasión y momento de llenar la panza y remover las tripas, que otra cosa no parece que poblaran tus entendederas. ¿Acaso no te he explicado muchas veces que a los caballeros nadantes nos mueven metas más elevadas que espumar la olla y yantar en abundancia?- No le falta razón a vuesa merced mi señor - concedió el escudero - pero a no serlo, no tendría yo razón de mi ser, y no creo andar muy errado si digo que si mucho de lo que hayamos visto en esta aventura no fuera prontamente dispuesto en la mesa con mantel bordado ricamente, vajilla de fina compostura y cristales preciosos, no andaría también vuesa merced dispuesto a embutirse entre pecho y espaldas alguno de tantos de estos meros que nos rodearan. Y no sólo eso, sino que también aquellos otros animales que hemos visto con abundancia y seguramente harían buen recaudo en la cazuela como pulpos, espetones, doradas...- ¡Basta he dicho! - rugió D. Erosquijote, a quien el mucho ejercicio y el poco desayuno que había tenido por colación matutina hacía ya tiempo que había dejado de ocupar espacio en su estómago, que ahora más paresciera a la cueva de Montesinos. - Ya tendremos tiempo de sentarnos a una mesa bien regalada y provista cuando terminemos nuestra siguiente encomienda, pues solamente nos hallamos en la primera dellas. ¡Hasta entonces, chitón, o a fe mía no he de consentir tanta osadía y habré de mostrarte de otros modos los modales que a un auténtico caballero adornan!Encogiose de hombros el triste escudero, y procedió a hinchar las alforjas de su chaleco, pues entre estos dimes y diretes ya habían ascendido a superficie y habían de retornar por un breve espacio de tiempo a la venta, do tendrían a bien abastecerles de otras grandes botijas de aire para dar curso a su siguiente ejercicio.Así pues, bajo la rubicunda faz del flamígero Apolo, y tras hacer aquella flor y nata de la caballería nadante abasto y carga de nuevas reservas, unos de aire y otros de empanada, volvieron a encaminarse, cual cadena de galeotes que arrastra sus cadenas fruto de sus malhechores andanzas, hacia la embarcación que les aguardaba mansamente en el desembarcadero.Con la promesa de gozar nuevamente en su segunda y valerosa misión, pues cumplida traza dieran de la bonísima ventura que les hubiera acompañado a todos en aquella primera encomienda, cargaron nuevamente su cuerpo con los pesados plomos de los penitentes de la cofradía de la Virgen de la Tráquea al Hombro, y entre estos y otros razonamientos, dieronse por cumplidos en cuanto fuera menester una vez arribados a su destino, y prestos para enfrentarse a lo que les aguardaba nuevamente bajo aquellas tersas aguas acariciadas por los dedos del sol, se calzaron espuelas y armadura, y rompieron la superficie de los mares océanos rumbo a lo desconocido."
Fin del Capítulo 3.
(El siguiente, en estilo "Santiago-y-cierra-España" con Roberto Alcazar, Pedrín y El Guerrero del Antifaz, a petición de Martín. Reservamos el estilo Star Wars para la nocturna, como pidió Pachi)
Fotos: Algunas muestras de lo que el buen escudero quería llevarse a la cazuela...

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